9.2.11

El antiquísimo legado de los radanitas




Los radanitas o radhanitas eran grupos de mercaderes hebreos nómades cuya actividad se remonta al siglo III aEC. para volverse particularmente importante durante la Edad Media. En ese entonces, gracias a los contactos existentes entre las distintas comunidades de la Diáspora, los radanitas introdujeron el concepto de comercio internacional y se destacaron en el mismo. Desde el siglo VI, los judíos radanitas fueron mercaderes e intermediarios entre el califato musulmán y la cristiandad europea, incorporando nociones precapitalistas en ambas sociedades feudales.[1]


Se los describe como un grupo heterogéneo de comerciantes (Ibn Khurradadbih). A través de sus emprendimientos terrestres y marítimos, los radanitas establecieron un verdadero puente mercantil, dialéctico y cultural que lograba unir a Franconia y Bizancio con el Califato Abasí y el Extremo Oriente.


De hecho fueron ellos quienes conectaron la renombrada Ruta de la Seda con Europa, Asia Menor y el Maghreb.[2]



Viajeros incansables, los radanitas se dedicaban al comercio de textiles, caviar, pieles, prisioneros de guerra y eunucos (Saqalibas),[3] ámbar, fármacos, oro, piedras preciosas, especias, perfumes, perlas, porcelanas y seda.


Rutas intercontinentales de los mercaderes radanitas, 870 EC. Ampliaron e intensificaron la Ruta de la Seda, conectando a Europa y Bizancio con el Maghreb, Medio Oriente, para unir a través de Jazaria a esos territorios con los de Persia, Transoxania, Asia Central, India, Malasia y China.



Dada su estratégica localización geográfica y condición de estado mediador entre potencias cristianas y musulmanas en conflicto, el Reino de Jazaria fue de vital importancia para las empresas comerciales de los radanitas, pues constituyó el verdadero conector entre Oriente y Occidente.


El mundo en 820 EC. Jazaria aparece indicada en dos matices azulinos (Khazar Khg.). Al llegar a su apogeo, la superficie Jazaria superó tanto a la de Franconia (rojo) como a la de Bizancio (rosa). En su época de mayor expansión, el Imperio Jázaro comprendía los territorios del sur de Rusia, Kazajistán occidental, este de Ucrania, parte de Daguestán, Azerbaiyán, Georgia y Crimea.


Reino de Jazaria, 850 EC. Los jázaros eran un pueblo turco procedente de Asia Central y se asentaron al norte del Cáucaso, en una región situada entre el Mar Negro y el Mar Caspio, en el siglo VI. Estado entre 652 y 1016. Adoptó como religión oficial el judaísmo, cultivando la tolerancia respecto a los demas segmentos de su población (cristianos, musulmanes, animistas y paganos).


Los jázaros hablaban una lengua de origen turco que escribían con caracteres hebreos. El nombre "jázaro" (khazar) podría ser asociado con el término gezer, que significa en turco "errante."


Percibiendo entre otras cosas los beneficios comerciales que la actividad de los radanitas ofrecía, la élite jázara adoptó el judaísmo y, subsecuentemente, la ruta radanita fue conocida en Europa como "ruta de los jázaros." Incluía Al-Andalus, Jaén, Córdoba, Murcia, Valencia, Tortosa, Barcelona, Toulouse, Lyon, París, Colonia, Salzburgo, Viena, Budapest, Kiev, Jarkov y Atil (o Itil, actual Astrakán [Astra-Khán]).


Las actividades mercantiles de los radanitas sentaron las bases para los futuros emprendimientos comerciales cristianos, cuyo desarrollo tuvo lugar en particular a partir del siglo X. En efecto, los judíos radanitas comerciaban desde Marsella y hasta Tun-huang en la China quince siglos antes que Marco Polo (1254–1324) se aventurase a partir rumbo al Oriente. El traslado de mercancías a través de la Ruta de la Seda comenzó en c.500 BCE, mientras que el comercio floreció a lo largo de ella entre c.200 BCE y 200 CE.[4]


Políglotas, los radanitas hablaban las lenguas necesarias para sus travesías. Al igual que otros sabios judíos en las más diversas disciplinas, su presencia era alentada por reyes quienes veían en ellos un factor importante para el desarrollo económico. En varias épocas hubo gobiernantes que creyeron que un modo conveniente de estimular el comercio regional era, precisamente, "importar judíos."[5]


Las importantes ganancias de los radanitas generaron asombro en algunos pero también celos en otros. Hay quien supone que durante el medioevo las comunidades judías crecieron numéricamente a través de la conversión de las gentes locales, cosa que "contribuiría a explicar el temor y odio de un Agobardo."[6] Sea como fuere, una cantidad de leyes oficiales promulgadas en tierras cristianas contribuyeron a la paulatina segregación e incluso el desencuentro de sus habitantes. En tanto que visitantes temporarios, los radanitas fueron a menudo bien recibidos en Europa. Pero distinta fue su situación al querer ellos establecerse permanentemente en suelo cristiano, ya que a los hebreos les estaba vedado el adquirir tierras.


Tanto a los radanitas como a los integrantes de las comunidades hebreas europeas (algunas existentes ya desde la Antigüedad) se les hizo pagar un precio alto por continuar la fe de sus antepasados o ya por su prosperidad, en particular en tiempos de la Primera Cruzada (1096-99). Desde el siglo X, parte de la red comercial de los radanitas tuvo que ser compartida con los venecianos, quienes, junto a otros grupos cristianos de Europa, gradualmente terminaron por substituirlos en el Viejo Continente (siglo XV).


Inicial "Q" en la Homilías de Beda, Verdún, s. XIII: incompatible con las enseñanzas de Jesús

Cuando la Iglesia se hubo consolidado como institución en Europa, su proselitismo se volvió implaclable. Basta considerar el mensaje de las alegorías clericales de Synagoga et Ecclesia o los efectos de la imposición de portar distintivos en el caso de los hebreos. Para ese entonces la fe mosaica y eventual éxito comercial de los hebreos fueron acompañados por duras medidas oficiales contra ellos, siendo las mismas a menudo justificadas mediante la fabricación de leyendas tan insólitas como incendiarias, y que en su momento dieron lugar a desmanes, persecuciones, violaciones, conversiones por la fuerza, masacres y expulsiones en masa.[7]


A pesar de ello, desde el siglo X en adelante, los judíos llegaron a ser banqueros de los califas de Bagdad y desde allí continuaron influyendo en el comercio internacional. Posteriormente tuvieron roles similares en las cortes europeas. En el siglo XI se destacaron en las transacciones mercantiles de los califatos fatimíes y contribuyeron a transformar la región de Túnez en un prominente centro comercial del Mediterráneo.[8] Ante los drámaticos sucesos de 1492, el sultán Bayesid II envió la flota otomana a España rescatando a moros, sefaradíes y radanitas que emigraron entonces de la península ibérica para ser subsecuentemente integrados en el Imperio Otomano, entonces en su apogeo.[9] En 1493 los sefaradíes establecieron la primera imprenta de Constantinopla e impulsaron el florecimiento de la cultura local.


De lo estudiado es posible deducir que el derrotero de los radanitas a través de la Ruta de la Seda tuvo aparentemente lugar durante unos dieciocho siglos. Mas en lo que a fe, cultura e identidad se refiere, tal derrotero tiene su origen muchísimo antes, allá por el siglo XX BCE., cuando Abraham dejo Ur para dirigirse hacia Canaán, donde llegaría a ser, además de un mercader nómade y próspero, el indiscutido padre del monoteísmo.


Deja tu tierra natal y la casa de tu padre, y ve al país que yo te mostraré. Yo haré de ti una gran nación y te bendeciré; engrandeceré tu nombre y serás una bendición (Génesis 12:1-2).


Referencias
1. Los judíos y la economía, 2010
2. Paula Fernández explica que los comerciantes judíos eran conocidos como radanitas, palabra de posible origen persa, rah-dan que significaría "el que conoce el camino." Los radanitas eran originarios de la Galia Romana y tenían como sus centros a Arles y Marsella. Traficaban esclavos y ésta actividad produjo el contacto entre ellos y los jázaros (turcos khazares) en un lugar de tránsito al norte de la región del Caspio. Los judíos eran realmente activos en la Ruta de la Seda. Existían además comunidades judías establecidas en no pocos puntos por los que las caravanas de la mencionada ruta pasaban. En el este de China, por otra parte, existía una comunidad judía en Kaifeng ya desde 200 aEC., habiendo la misma sido fundada por mercaderes hebreos llegados allí precisamente por la hoy tan celebrada ruta (Historia y religión a través de la Ruta de la Seda, Seda, Revista de Estudios Asiáticos 1, Argentina, Octubre 2006, partes 1 y 2). Ver también Richard C. Foltz, Religions of The Silk Road: Overland Trade and Cultural Exchange from Antiquity to the Fifteenth Century, Nueva York: St. Martin’s Press, 1999; Silk Road: The Ancient Way of Trading, San Jose State University, 2000; y The Silk Road: Linking Europe and Asia through Trade, Think Quest Library (4.3.2011).

La Ruta de la Seda antes de haber sido conectada a Europa, Asia Menor y el Maghreb por los radanitas. Nótese la presencia de Atil en la desembocadura del Volga sobre el Mar Caspio y Kaifeng al este de China (Revista Seda).
3. Se trataba de eslavos paganos, que en a veces llegarían a ser guerreros mercenarios o incluso consejeros (Ibrahim ibn Jakub; Saqalibas; Jews and Slave Trade).
4. Atlas of World History, ed. Philip Parker, Londres: Harper Collins, 2004, pp. 36-37
5. Perednik (quien, además, menciona a Bayasid II en Turquía, Boleslao V en Polonia, Gustavo III en Suecia, y Julio A. Roca en la Argentina).
6. Bautier (1991); Michael McCormick, Orígenes de la economía europea: viajeros y comerciantes en la Alta Edad Media, Crítica, 2005, p. 736, n. 10.
7. Ver n. 1
8. Ibid.
9. El sultán otomano ridiculizó a Fernando de Aragón e Isabel de Castilla por expulsar de sus tierras a gente útil: "Os atrevéis a llamar sabio gobernante a Fernando...," dijo a sus cortesanos, "¡él empobreció su país y enriqueció el mío! (The Jewish Encyclopedia, 1912, vol. 2, p. 460).


Investigación, texto y secuencia visual: Mariano Akerman, Febrero 2010 © Todos los derechos reservados. Las imágenes son presentadas con propósitos exclusivamente educativos y pertenecen al dominio común o son propiedad de sus respectivos dueños © Prohibida la reproducción total o parcial del presente texto sin el previo consentimiento por escrito de su autor, quien retiene los derechos que forman parte de su patrimonio intelectual.

2 comments:

Nelly Conte said...

Muy hermoso y educativo.

Crítica Online said...

Es verdad que incrementaron el comercio y promovieron el intercambio de mercancías de una punta a la otra. Trabajo valioso el tuyo. Esclarece. Te mandamos saludos.